Tip de Seguridad # 9 - Qué puede pasar mal, para que todo salga bien; Ley de Murphy

En una serie cómica de televisión, Mónica está cocinando y su ayudante le pregunta por qué tiene sólo 9 uñas violetas. En ese momento Mónica se da cuenta que había perdido una de sus uñas postizas, que estaba en uno de sus postres que acaba de cocinar, y no podía saber en cuál sin abrir y arruinarlos todos. Lo primero que pensé es que los cocineros no deberían usar uñas postizas para evitar lo que le pasó a Mónica. La propuesta de pensar en todo lo que puede salir mal suena negativa, y durante mucho tiempo me hizo “ruido” pues me considero una persona optimista; pero la realidad es que su objetivo es, por el contrario, muy positivo: que todo salga bien.

La primera vez que leí sobre la Ley de Murphy me pareció un enunciado muy simplificado y muy obvio. Decir que “si algo malo puede suceder, sucederá”, es una mera apreciación estadística o probabilística. Si algo tiene una probabilidad de ocurrencia mayor a cero, entonces eventualmente ocurrirá; es una sencilla observación matemática. Sin embargo, con los sucesivos eventos de seguridad que he analizado, entendí que, a pesar de ser muy simple y lógica, posee una elevada profundidad y no es frecuentemente considerada por las personas a la hora de tomar decisiones.

Voy a describir 3 eventos más en los que se fue clarificando cada vez más en mí el concepto y la importancia de conocer la Ley de Murphy.

En las puertas de la alacena de mi cocina escribo en lápiz: equivalencias de unidades de cocina para interpretar recetas más fácil (¿cuánto gramos son una taza de harina? ¿y una onza?), o el precio de los ingredientes en distintos mercados. Mientras esperaba que se haga un café, pasé la goma de borrar en una puerta de la alacena, y si bien había corrido la taza de café para que no quede directamente debajo de la puerta, algunos pedacitos de goma volaron hasta la taza. La realidad es que en el fondo de mi cabeza pensé que esto podría pasar, y como la probabilidad era mayor a cero, era probable que ocurriera.

Recientemente tenía un Evatest en mis manos, y al doblarlo levemente se abrió a lo largo. Pero la mayor sorpresa fue que encontré una pastilla adentro. Nos preguntamos con mis amigos para qué era la pastilla. Una de las primeras respuestas fue que quizás era la pastilla del día después. Un amigo luego encontró en google (siempre está el amigo “googlero”) que era una pastilla para captar la humedad de la orina, y de que muchas personas la confunden con la pastilla del día después y la toman, pudiendo afectar la salud [1,2]. Evatest incluso emitió un comunicado al respecto a través de su página de Facebook [3]. Mi primer comentario fue que deberían colocar una advertencia indicando que no se debe consumir, a lo que me respondieron que es muy raro que alguien la encuentre, y que nadie sería tan tonte en tomarla. Si bien esto puede ser cierto, es decir, muy probablemente un porcentaje mínimo de la población encuentre accidentalmente la pastilla —como me pasó a mí— y luego decida tomarla, desde el punto de vista de la seguridad uno siempre debe considerar que: uno, si el evatest se puede abrir, alguien lo va a abrir; y dos, si el removedor de humedad tiene forma de pastilla, alguien va a pensar que es para tomarla. El manual del producto tampoco advierte sobre su existencia o toxicidad. Es probable que la empresa haya considerado el riesgo de que las personas consuman la pastilla (la cual estimo a priori que no es altamente tóxica) y determinó que el costo de lidiar con los posibles accidentes era menor al costo de incluir una advertencia o reducir la posibilidad de acceder a la pastilla (que no se abra fácilmente como me ocurrió a mí), pero cuando lo analizamos con mis amigos noté que la Ley de Murphy estaba siendo baipaseada [4].

Mi suegro ama las plantas. Plantó 20 nuevas semillas en un área del jardín junto a una pared y están empezando a brotar de la tierra. El sábado descubrió unas pisadas en la zona plantada, y durante el almuerzo varios miembros de la familia admitieron que la habían pisado; lo cual significó que ésta no era la primera vez. Le sugerí que coloque un cerquito, pero no le gustaba la estética y siguió quejándose diciendo que “no podía ser que lo pisen”. Finalmente le dije “Si está en el piso alguien lo va a pisar”. Nunca me resonó de manera tan clara la Ley de Murphy. En ese momento sentí que su concepto se había internalizado completamente. Si está en el piso (y sin ninguna barrera), alguien lo va a pisar; la evidencia está a la vista. En este caso particular, es importante notar que si la solución para evitar que ocurra lo que no queremos (colocar el cerquito) no nos satisface, entonces se recomienda prepararnos mental y/o físicamente para que ello sí ocurra.

La Ley de Murphy es tan inevitable como la matemática que la justifica. Su entrada en Wikipedia tiene un pasaje muy interesante: “[...] su espíritu conlleva el principio de diseño defensivo: el anticipar los errores que el usuario final probablemente cometerá. Los sensores de fuerza G de Murphy fallaron porque existían dos formas diferentes de conectarlos; una de ellas resultaría en lecturas correctas mientras que la otra resultara en ausencia de lecturas.”. La consigna es clara, un diseño seguro no descansa en la perfección humana para garantizar su seguridad, pues ella no existe; y todo proceso debe reducir la probabilidad de fallas en la mayor medida posible. Cuantas más puertas le demos a un evento inseguro para que ocurra, más veces ocurrirá. En definitiva, las puertas están hechas para abrirse.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Tip de Seguridad # 5 - La Pieza Faltante

Combustión de Líquidos

Tip de Seguridad # 4 - Accidentes Culinarios